La temperatura a la que hay que poner la calefacción para ahorrar energía y, al mismo tiempo, disfrutar de tu casa de forma confortable es de 21 grados centígrados.
Para ayudarte a alcanzar esta temperatura y evitar que estés subiendo y bajando la calefacción continuamente, un termostato puede ser la mejor herramienta. Además, mantener una temperatura óptima durante todo el día te permitirá ahorrar en calefacción entre un 10 y un 30%, según cálculos de Iberdrola.
En lo que respecta a la temperatura a la que hay que poner la calefacción para ahorrar (21ºC), debes recordar que cada grado que subas la calefacción supone, según la Asociación Nacional de Ahorro y Eficiencia (ANAE), un 7% más en la factura. Por ejemplo, si durante un mes tu consumo de gas es de 650 kWh (según un estudio del IDAE, esta es la cantidad media en los hogares españoles) y tu factura es de 47 euros (el coste correspondiente a la tarifa regulada del gas, la TUR 1), si añades un grado más a tu calefacción el recibo ascenderá hasta los 50,29 euros. Esto significa que, de media, puedes tener una subida anual en la factura de casi 40 euros.